jueves, 8 de abril de 2010

Para romper el silencio

Habíamos entrado a la Argentina en el paso de Paysandú- Colón, la puesta del sol en la tarde había pintado de tonos rojizo y violeta el cielo, volvíamos de unas vacaciones muy buenas en las que recorrimos practicamente toda la costa uruguaya, traíamos dos viajeras amigas chilenas, que querían conocer Córdoba, venían con Andrés en el otro auto, hicimos un cambio ya que no teniámos aire acondicionado, Diego vino con nosotros en el asiento de atrás, igual dormía. Llevábamos recorridos algunos kilómetros, mucho calor y sumado a eso la humedad. Ya era de noche, no habíamos hablado por al menos unos 30 minutos.
En un momento el comentario fué:
- “Los problemas y las plantas funcionan en forma contraria, uno se va y cuando vuelve las plantas se secan, en cambio los problemas crecen”
Miré sobre mi hombro izquierdo, el tipo estaba inmóvil con los ojos brillosos y las manos sobre el volante, giró, me alcanzó la botella de agua, se la destapé, tomó un par de tragos y me la devolvió para que la cerrara.
Entonces continúe mirando pasar las líneas blancas mal pintadas de la ruta. Seguimos viajando en silencio sumergidos en la oscuridad de la ruta 18 rumbo a la ciudad de Paraná.

(Pensamiento volcado al regreso de las vacaciones por Pelado, un amigo y  además quien seguramente mejor conoce a Florencio Rustulleda)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente frase la de las plantas, por suerte algunas son más resistentes!

Anónimo dijo...

ante Pelado y Florencio me saco el sombrero

Anónimo dijo...

¿qué habrá soñado diego???