martes, 27 de abril de 2010

Al ritmo

El otro día vi XXY con una amiga en casa, por recomendación hace algunos meses había leído “Chicos” de Sergio Bizzio que es donde se encuentra “Cinismo” el cuento en que se basó la peli, no voy a comentar de que se trata, aconsejo tanto leer el cuento (y mejor si pueden el libro) o ver la peli.
Lo que me motiva esta vez es una escena de esta película, cuando Alex (la protagonista) sostiene que lo bueno de escuchar música con auriculares es que parece que todo se mueve a ese ritmo.
Eso de escuchar música en la calle es algo que hago habitualmente, porque primero me gusta, además todo el recorrido se asimila mejor, claro, también tengo tiempo la mayoría de las veces que salgo como para distraerme un rato, entonces así ando.

jueves, 22 de abril de 2010

El Hombre virtual y el Hombre almohada

Generalmente, cuando uno escucha a las mujeres hablar de hombres ya tienen ciertos tips, conceptos, aptitudes, que resultan predeterminados para esta parte de la sociedad, haciendo del tipo un tipo ideal, como por ejemplo, que exista algo que las atraiga (esto antes solo abarcaba lo físico ahora tambien es quimica), que sepa cocinar, que sea o parezca inteligente (generalmente como papá), bien dotado y que la sepa usar, buen balanceo sexual, que no tenga olores raros, besos, abrazos y algún que otro mimo que les guste o esté de acuerdo a su capricho de turno, ¡ap! me olvidaba que sea atento.

viernes, 16 de abril de 2010

Love sucks Parte III

Este fué un domingo de primavera en pleno abril en la ciudad cordial, la verdad que una tarde como pocas, mucha gente en la calle con sus termos materos paseando. Majo tuvo visitas de unos amigos y Vir vivió su domingo, en la noche solo cruzaron algún tibio saludo en el chat.

martes, 13 de abril de 2010

Dulce despertar

Abrió la puerta de la habitación, la ventana tenía la persiana baja, para más el día estaba nublado. Fingí estar durmiendo, pero podía verla llegar entre mis ojos mal cerrados, se apoyó sobre sus codos en el borde de la cama, esperó un momento, su risa mutó por un rostro de preocupación ante la espera. Entonces con sus dedos índice y pulgar directo a mis pupilas logró apartarlas, abrió mis ojos, la miré sin poder contenerme.
- Papá, ¿el color de ojos que tengo yo es igual al de los tuyos?- mientras me miraba con su pequeño rostro a poco centímetros.
- Si, Valen.
- ¿Viste?, los dos tenemos ojos color brillante.
Se volvió a acomodar hincando los codos y apoyando la mandíbula sobre sus manos que le alzaban los pómulos.
Con sus tres añitos desde hace unos días antes ya no dejaba que la peinara, lo hacía sola enredánsose alguna colita, también elegía la ropa al menos para andar dentro del departamento.
Se me humedecieron los ojos, no me pude contener y la abracé fuerte, ella a mi tambien, jugamos un rato en la cama, por suerte sus risas se hicieron sentir y secaron mi lágrimas.

jueves, 8 de abril de 2010

Para romper el silencio

Habíamos entrado a la Argentina en el paso de Paysandú- Colón, la puesta del sol en la tarde había pintado de tonos rojizo y violeta el cielo, volvíamos de unas vacaciones muy buenas en las que recorrimos practicamente toda la costa uruguaya, traíamos dos viajeras amigas chilenas, que querían conocer Córdoba, venían con Andrés en el otro auto, hicimos un cambio ya que no teniámos aire acondicionado, Diego vino con nosotros en el asiento de atrás, igual dormía. Llevábamos recorridos algunos kilómetros, mucho calor y sumado a eso la humedad. Ya era de noche, no habíamos hablado por al menos unos 30 minutos.
En un momento el comentario fué:
- “Los problemas y las plantas funcionan en forma contraria, uno se va y cuando vuelve las plantas se secan, en cambio los problemas crecen”
Miré sobre mi hombro izquierdo, el tipo estaba inmóvil con los ojos brillosos y las manos sobre el volante, giró, me alcanzó la botella de agua, se la destapé, tomó un par de tragos y me la devolvió para que la cerrara.
Entonces continúe mirando pasar las líneas blancas mal pintadas de la ruta. Seguimos viajando en silencio sumergidos en la oscuridad de la ruta 18 rumbo a la ciudad de Paraná.

(Pensamiento volcado al regreso de las vacaciones por Pelado, un amigo y  además quien seguramente mejor conoce a Florencio Rustulleda)

miércoles, 7 de abril de 2010

Medio dia de Miercoles (Crónica)

La verdad no arranqué muy bien el miércoles, lo recibí en la casa de una amiga charlamos, cenamos, tomamos un vino, charlamos, de repente… (ahí empezó el maldito miércoles 00.00 hs) nos colgamos, hablamos, nos colgamos, postre, nos colgamos, nos colgamos, charlas, nos colgamos, charlamos un poco más, nos colgamos y bueno después taza taza, despedida, saludo.
Pensé que volver caminando me iba a despejar la mente, hice dos cuadras iba repensando algunas cosas, repasé distintos ámbitos: laboral, económico, sentimental, anímico, sexual todos tenían una banda cruzada que decía “en transición”, entonces me di cuenta que me iba a auto secar la cabeza, encima estaba bastante fresco, llegué a Suipacha, levanté una mano hice seña, con la otra un silbido.

lunes, 5 de abril de 2010

Love Sucks - Parte II

Transcurrieron siete días del domingo anterior, durante la semana María José y Virginia habían coincidido en una especie de peña, de las que comienzan intercambiado ideas y con el paso de la noche solo participás en algún tipo de conversación de a ratos, consecuencia que acostumbra a derivar como producto de algún que otro vinito, fernet, cerveza o sustancia similar de por medio, acompañado de una picada con ciertos ingredientes y condimentos, era lo que ameritaba la noche de martes pasado como para terminar de despedir el verano.
Majo y Vir se volvieron a encontrar este domingo de frío en el chat, las dos venían de haber viajado a distintos lugares para “Semana Santa” o “fin de semana largo” (como prefieran), casualmente en la noche se conectaron un rato, siendo bien tarde después de comentar algunas cuestiones el temita resurgió.

viernes, 2 de abril de 2010

Aún recuerdo

Era viernes, fue un día agotador, había terminado con mis responsabilidades de la semana, caminaba distraído por el mismo trayecto que hacíamos todos lo días, pensando en nada, escuchando el crujir de las hojas secas que cubrían todo, es que el otoño ya se hacía sentir en Buenos Aires y los árboles a modo de despojo se desnudaron para teñir con tonalidades de dorado todas las veredas. Se sentía una tenue brisa fría.