Recién se fueron todos, por fin voy a descansar un poco. En la mesa están los rastros de una noche más, cajas de pizzas, restos de comida, fernet, cervezas negras, rojas, aperitivos, botellas de colores, gaseosas, ceniceros llenos y en el aire permanece el humo, ese olor a tabaco con el aroma a marihuana que se mezclan pero no se confunden. Ya no es horario pico de tráfico en el departamento, se acerca el momento de la calma y me encuentra sola. Lo aprovecho, me invade la calma, es buen indicador para comer algo tranquila, paso por la cocina a ver que dejaron.
Me relajo y me tiro en el sofá del living que ahora sí lo tengo para mi sola, estiro el cuerpo con todas mis fuerzas, con los brazos hacia delante, me recorre esa sensación de tensión y dureza hasta la punta de los dedos de los pies para después aflojarme, apoyo mi cabeza en un almohadón levantando la mandíbula doblo el cuello, cierro por un momento los ojos y bajo algunas revoluciones.
Me relajo y me tiro en el sofá del living que ahora sí lo tengo para mi sola, estiro el cuerpo con todas mis fuerzas, con los brazos hacia delante, me recorre esa sensación de tensión y dureza hasta la punta de los dedos de los pies para después aflojarme, apoyo mi cabeza en un almohadón levantando la mandíbula doblo el cuello, cierro por un momento los ojos y bajo algunas revoluciones.